Historia y cultura colombiana: Colón el gran mercader

Historia y cultura colombiana: Colón el gran mercader: Colón el gran mercader

colon empieza una empresa náutica cuando participa en el Atlántico y en este decide su proyecto de viajar hacia oriente por occidente esta empresa la llamo la empresa de las Indias, pues su idea con este proyecto se basaba en llegar a las indias orientales atravesando el atlántico, Colon presento a muchos su propuesta pero esta fue mas de una vez rechazada, pero Colon siguió insistiendo en su proyecto de navegación para llegar a Asia y después de persistir demasiado logro que aceptaran su proyecto.
Cuando pudo obtener la aceptación de su proyecto le dieron a Colon el titulo de admirante de la expedición y virrey de las tierras que pudiera conquistar más el beneficio del 10% de las riquezas que pudiera llevar a España.
Se dice que lo que incentivo a Colon a hacer este proyecto y a poner todas estas ideas a realizar fue los fundamentos naturales, la autoridad de los escritores (Marco Polo), y los beneficios de los navegantes.
Colon con sus tripulantes llegaron a hacer 3 viajes, pero el primero fue como el mas efectivo pues este fue la financiación del proyecto y la base de partida de este,
En este primer viaje pudieron encontrar tierras nuevas, después de este los Monarcas quisieron que Colon se hiciera la segunda Empresa de las Indias por los resultados de este primer viaje, querían concebir la segunda empresa como un negocio mixto, pues querían rescatar mas oro y mercancías valiosas, la orden para Colon era que explorara mas hacia el sur.
En el segundo y tercer viaje Colon exploro las islas del Caribe y siguió dándole atención a descubrir mas lugares sacándolo de la obra de Marco Polo.

TRIBUS URBANAS



Las tribus urbanas o culturas juveniles, como algunos autores las han definido, son un fenómeno localizado, en sus comienzos, en las grandes conglomeraciones demográficas urbanas como consecuencia de un nuevo actor social: la juventud.


Tribus, culturas juveniles, sub–culturas, contra culturas, grupos sociales, bandas, pandillas, entre otros, son los términos más utilizados —y por tanto discutidos por las ciencias sociales— para referirse a un sector de la sociedad que oscila entre los 12 y los 28 años, cuyos miembros, reunidos en grupos comparten una estética, unos valores, en algunas ocasiones una ideología y en otras son sólo fruto de un proceso de mediatización musical publicitaria, que los diferencian del resto de los jóvenes.

La juventud es un periodo temporal de los hombres y mujeres que se ha situado en un proceso de cambio entre la niñez y la adultez, es decir, un periodo intermedio que se considera de formación de niño a hombre (sustantivo utilizado de forma genérica para referirnos a ambos sexos).

Esta nueva categoría social surgió con el desarrollo de la burguesía en el siglo XIX, pues en ella los niños no tendrían necesidad de trabajar a temprana edad, sino que gracias a cierta holgura económica familiar tendrían oportunidad de extender un periodo de tiempo para el estudio o el ocio antes de tener responsabilidades familiares.
Sin embargo, fue a partir de la década de los 50 del siglo XX en los Estados Unidos de América (EUA) y la Europa de la posguerra en que la condición de juventud comenzó a masificarse, extendiéndose a los hijos de las clases medias (profesionales y obreros).

Para América Latina fue necesario esperar hasta fines de los 60 y principios de los 70 para que se hiciera extensiva esta categoría, pues antes de esas fechas la categoría social de juventud respondía únicamente al perfil del estudiante universitario.

Fue gracias a la expansión de la educación básica y secundaria, el crecimiento de las urbes, la masificación de los medios de comunicación, especialmente la radio y muy posteriormente la televisión, en que por fin se pudo hablar de los jóvenes como categoría social, aunque siguen quedando al margen los jóvenes rurales y las mujeres jóvenes.

Cabe apuntar que los trabajos sociológicos y antropológicos describen la aparición del sujeto social de la juventud solamente a partir de la posguerra en 1950 diferenciando dos categorías de jóvenes según su nivel económico: así, algunos optan por ubicar en las tribus urbanas a los jóvenes de clase baja y popular, en tanto otros colocan a los burgueses con poder adquisitivo como los jóvenes universitarios; no obstante, ambos tipos de jóvenes convergen en la característica de una edad de rebeldía.

La presencia de las tribus urbanas puede plantearse como mundial, si atendemos a una extensión del fenómeno en los países capitalistas de occidente, pero localizada concretamente en contadas ciudades donde además de la concentración demográfica existe una dinámica actividad cultural juvenil acompañada de la presencia de los medios masivos de comunicación. Tales requisitos son indispensables para la formación del fenómeno tribal, de lo contrario las fronteras físicas aíslan a la sociedad de las influencias culturales exteriores.

La estética de las tribus urbanas es, quizás, el rasgo más distintivo de ellas al hacerlas visibles en su recorrer citadino, pero ésta no es obra de la generación espontánea ni mucho menos resultado de un consenso propuesto por los propios jóvenes sino, y estamos convencidos de ello, es el fruto de la fuerte penetración de los medios masivos de comunicación a través de dos elementos: la música y el cine. Ambos han provocado un fenómeno denominado transculturación de productos culturales, es decir, estilos musicales y estéticos generados en un ambiente urbano en concreto que son exportados y asimilados por jóvenes de diferentes ciudades siguiendo un patrón general.

 Violencia, rebeldía, identidad y manifestaciones estéticas públicas de diferenciación, son las características que la mayoría de los sociólogos en mayor o menor medida están de acuerdo en generalizar para la definición de las tribus urbanas. Es cierto que algunos agregan el carácter temporal de los grupos juveniles al considerar la juventud como un estadio pasajero del desarrollo humano, mas esta característica debería ser matizada y especificada, porque si se refiere a la edad cronológica de los individuos de los grupos, podría tener algún fundamento; pero, por el contrario, no es pasajera como fenómeno social pues la duración de los estilos de las diferentes tribus urbanas lleva, en algunos casos, más de cuatro décadas de existencia.



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